En 1997, el 406 Coupé, diseñado por Pininfarina, redefinió el concepto de elegancia automotriz con su diseño distintivo y refinado.
Los avances estéticos se combinaron con un alto rendimiento técnico para ofrecer una experiencia de conducción incomparable. Dos años después, la llegada del Peugeot 206, que sería producido en más de 7 millones de ejemplares, marcó la industria automotriz.
El coche se destacó al ganar tres veces el campeonato mundial de rallyes, consolidando así su supremacía y la excelencia técnica de la marca.